jueves, 17 de junio de 2010

El sector inmobiliario y la crisis en Castellón (IV)

El mercado laboral

Como hemos visto en las anteriores entregas de esta serie (la primera sobre el número de operaciones de compraventa de viviendas y la segunda sobre la evolución del precio del metro cuadrado tanto en inmuebles de este tipo nuevos como usados), existe un elevado grado de rigidez (poca capacidad de reacción) en los precios de las viviendas ante un descalabro de la demanda como el que tuvo lugar en 2006; lo que vamos a ver ahora es si esa rigidez en los ingresos es una característica estructural del sector o si, por el contrario, se trata de una mera actuación de oportunidad.

Empezaremos por la característica más destacada de este sector, que es la alta temporalidad en los contratos laborales; el Instituto Nacional de Estadística no ofrece datos desagregados por provincias respecto a la temporalidad, pero nos servirán los datos globales correspondientes al conjunto de España. Hay que tener en cuenta que tanto el sector de la construcción clásico (cuyos datos ya figuraban individualmente en las anteriores estadísticas del INE) como el de la promoción y el de los comerciales inmobiliarios (APIs) han quedado integrados, con la nueva clasificación del CNAE (Código Nacional de Actividades Económicas) dentro del sector de la construcción.

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Como podemos observar en el gráfico superior, la temporalidad media estuvo en España entre el 30% y el 35% hasta el primer trimestre de 2008 (no bajó de los 5 millones de trabajadores hasta el segundo trimestre de 2008), aunque empezó a estar en la parte baja de esa horquilla ya desde el primer trimestre de 2007 tras haber alcanzado su máximo (34,59%) en el tercer trimestre de 2006; aun siendo una temporalidad elevada en comparación con los países de nuestro entorno, el sector de la construcción llegó hasta el 56,98% de temporalidad en el tercer trimestre de 2006.

Desde el tercer trimestre de 2006 (cuando había 5.661.400 trabajadores con contratos temporales) hasta el primer trimestre de 2010 han desaparecido 1.940.900 contratos temporales, a la vez que el paro se ha incrementado en 2.960.900 personas (han entrado en el mercado laboral otras 1.346.200 personas, se han incrementado los contratos indefinidos en 828.200 y el resto –otros 500.000 puestos de trabajo perdidos– corresponden a personal no asalariado –trabajadores por cuenta propia, empleadores, empresarios…–); sólo en el sector de la construcción han desaparecido 710.000 puestos de trabajo temporales desde que se alzanzara su máximo en cifras absolutas (1.218.500 contratos en el segundo trimestre de 2007), mientras que el paro ha llegado a incrementarse en más de 600.000 personas (antes de que el Plan-E y el descenso de la población activa –476.800 trabajadores de la construcción han dejado de buscar trabajo en el sector o han pasado a engrosar la abultada lista de parados de larga duración, que no tienen asignado un sector concreto– diesen un cierto respiro a las terribles cifras de las estadísticas).

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Tanto de las cifras de temporalidad como de las de parados (a partir del segundo trimestre de 2007 la tasa de paro en la construcción se dispara, tanto en España como, sobre todo, en Castellón), observamos que aquella rigidez para adaptar los precios de venta de las viviendas no se da aparentemente a la hora de reducir los costes laborales; no obstante, no hay que olvidar que son las empresas promotoras (último eslabón de la cadena de costes), y no las constructoras (que al ser el primer eslabón fueron las primeras en no renovar sus contratos temporales ante la creciente inactividad del sector, aunque sí repercutieron sus costes al siguiente eslabón), las que establecen esos precios, por lo que los ajustes difícilmente pueden ser inmediatos.

La situación del mercado laboral del sector inmobiliario en Castellón es mucho más crítica que en el resto de España; de ser el sector castellonense con una menor tasa de paro (llegó a tener apenas el 1,64% en el segundo trimestre de 2007) ha pasado a batir todas las cifras conocidas, llegando en la actualidad a tener una tasa de paro del 32,92%; aunque las cifras del sector en España están también disparadas (del 5,50% de tasa de paro en el sector en el tercer trimestre de 2005 se ha llegado hasta el 27,32% durante el primer trimestre de 2009), el peso del sector en Castellón ha hecho que la provincia pase de ser una de las que mejores cifras globales de desempleo presentaba (habitualmente dos o tres puntos porcentuales por debajo de la media nacional) a ser una de las que presenta unas tasas de paro más desbocadas (por encima del 26% en la actualidad, casi cinco puntos porcentuales por encima de las cifras globales de España).

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La importancia del sector de la construcción en la provincia de Castellón lo podemos observar en el último gráfico, en el que se observa cómo el peso relativo (respecto al total de trabajadores con contrato en todos los sectores) del número de ocupados en esta actividad era superior entre dos a seis puntos (llegando hasta cerca del 18% de todos los ocupados en la provincia) al peso del sector a nivel nacional (que nunca llegó a suponer el 14%); en la actualidad, ese peso relativo de las personas ocupadas en el sector de la construcción respecto al total de ocupados se ha igualado a la baja tanto en España como en Castellón, suponiendo ahora alrededor del 10% de los trabajadores asalariados. Por el contrario, el número de trabajadores parados ha pasado de representar alrededor de un 8% del total de parados (tanto en España como en Castellón, aunque con mayores altibajos en este caso) a superar el 16% de peso relativo, representando en la actualidad entre el 12% y el 14% del total de parados. No hay que olvidar que la contribución de este sector al P.I.B. nacional ha estado en torno al 10% desde el año 2005 (acercándose al 11% durante 2006), aunque en la actualidad se encuentra ligeramente por debajo (9,44% en el primer trimestre de 2010).

En resumen, la alta temporalidad laboral del sector de la construcción ha permitido ajustar los costes laborales de las empresas a través de despidos masivos de trabajadores (hay un 58,27% de contratos temporales menos en el sector, habiendo pasado a engrosar las listas del paro el 97,40% de los trabajadores con este tipo de contrato, sin olvidar que también hay un 29,85% de contratos indefinidos menos); a pesar del bajo peso relativo del sector en el conjunto de la economía (un 10% del P.I.B. y un 12% de los trabajadores), la contribución del sector al incremento del paro nacional ha sido del 20% y a la destrucción de trabajos temporales del 37%, mientras que en Castellón la contribución directa al incremento del paro ha sido del 33% (la indirecta sería mucho mayor, puesto que el sector industrial –con la cerámica a la cabeza– se ha visto gravemente afectado por la crisis de la construcción). La tan reivindicada (por parte de las asociaciones de empresarios) flexibilidad del mercado laboral en el sector de la construcción es, por lo tanto, altísima; sin embargo, esa flexibilidad en los costes no se ve reflejada en una flexibilidad similar a la hora de hacer frente a retoques en los ingresos, que muestran una extremada rigidez poco acorde con un mercado competitivo en costes (al menos en los laborales).

El sector de la construcción no necesitaba, por lo tanto, retoques competitivos en cuanto a su estructura laboral (en cualquier caso, lo que necesitaba era una mayor estabilidad laboral, como demuestra la alta siniestralidad del sector); por el contrario, lo que sí hubiese necesitado la construcción habría sido una política empresarial menos especulativa, menos oportunista y menos rígida. La virulenta corrección a estos déficits en las políticas empresariales ha tenido que venir, por desgracia, en forma de innumerables concursos de acreedores, con la consiguiente repercusión, de nuevo, en los puestos de trabajo.

Veremos en la próxima entrega de esta serie los orígenes del descalabro del sector, cuyo principal motivo no puede achacarse al exceso de oferta (que también ha podido contribuir a la crisis del sector, aunque no en los términos primordiales que parecen haberse establecido entre la opinión pública).

Nota metodológica: Las cifras de paro que he utilizado incluyen a las personas que buscan su primer trabajo (323.900 en España y 3.300 en Castellón en el último trimestre), por lo que las tasas de paro serán ligeramente superiores (entre un 1% y un 1,5%) a las reconocidas oficialmente en la Encuesta de Población Activa, que es la fuente desde la que se han tomado los datos.

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