jueves, 15 de octubre de 2009

Que tiemble el ‘Molt Honorable President’

Los dos presidentes del Partido Popular, Mariano Rajoy a nivel nacional y Francisco Camps a nivel regional, se han topado con un discípulo aventajado de Carlos Fabra; con los movimientos tácticos de los últimos días, tras verse acorralado por su propio partido, ese discípulo ha dejado tocados (a Camps más que a Rajoy) a ambos presidentes.

El comunicado de prensa que leyó Ricardo Costa el martes, sumado a su destitución de ayer, han supuesto un golpe mortal para Camps y una herida abierta para Rajoy. El funeral político del primero será más pronto o más tarde, pero será; y la herida sangrante de Rajoy está por ver cómo evoluciona.

Ricardo Costa habló en su comunicado de la relación con las empresas de la trama Gürtel, dejando explícito que la relación del Partido Popular de la Comunidad Valenciana con esas empresas venía desde antes que él accediera a los cargos de los que ha sido cesado hoy mismo:

Mis funciones como Secretario General están establecidas en el artículo 28 de los Estatutos del partido. Desempeño este cargo desde junio de 2007, anteriormente mis funciones eran las de Vicesecretario General, cargo que ocupé desde noviembre de 2004.

[…]

Con relación a la empresa Orange Market quiero destacar que la decisión de trabajar con ella es anterior a que yo tuviera cualquier tipo de responsabilidad orgánica en el partido. Yo nunca tomé esa decisión.

Lo cierto es que no le falta razón al cesado Ricardo Costa. De hecho, el ‘amiguito del alma’ de El Bigotes no era Ricardo Costa, sino, mal que le pese a Francisco Camps, el propio ‘Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana’, que es el mismo que le dijo a El Bigoteste quiero un huevo’. Y es que hay amores que matan.

Lo que dejó claro Ricardo Costa al leer el comunicado e introducir los datos que introdujo, por mucho adorno floral que pudiera insertar entre puñal y puñal, era que hay otros responsables; con esos dos párrafos del comunicado que he trasladado yo más arriba podríamos hartarnos de buscar a algún responsable orgánico del Partido Popular valenciano que hubiese aprovechado la amistad de Francisco Camps con El Bigotes para llevar a cabo sus propios chanchullos. Pero Ricardo Costa dio el primer mordisco en zonas vitales:

Siempre he cumplido mis responsabilidades, y he trabajado con absoluta dedicación, cumpliendo la Ley y ciñéndome a las directrices que la dirección regional del partido me han marcado.

He actuado siempre con absoluta lealtad a los órganos del partido, al Presidente regional Francisco Camps y al Presidente nacional Mariano Rajoy.

Puñales con los nombres de los destinatarios perfectamente marcados.

La posición de Rajoy, de momento alejado del maremoto de la corrupción de esta trama, ha sido táctica: buscar el sacrificio de alguna pieza menor (un cabeza de turco) para salvar los imprescindibles resultados electorales valencianos que le den alguna esperanza de llegar a la Presidencia del Gobierno, tal y como Camps le ha ido recordando a Rajoy durante los últimos días de tira y afloja. Pero el propio Ricardo Costa se encargó de clavarle el puñal de la mentira:

Nunca la dirección nacional ha pedido al PPCV ni a mí que dejase de trabajar con ninguna empresa, ni, en concreto, con Orange Market.

Sin embargo, la pésima posición en la que ha quedado Francisco Camps puede ayudar a Rajoy, puesto que todas las miradas se fijarán ahora en el precipicio político ante el que se ha situado el Presidente valenciano. Y es que, además de su proximidad al núcleo de la trama corrupta, el también Presidente del Partido Popular en la Comunidad Valenciana ha logrado colgarse, durante estos últimos días, todas las etiquetas de las que debería huir un político; así, a las amistades peligrosas se han unido la hipocresía (con sus contínuos e infantiles llamamientos a la felicidad o con la imposición de los aplausos en el momento de la entrada de los periodistas en la sala donde se celebraba el Comité que debía cesar a su número dos), la burda mentira (al intentar engañar al propio Rajoy sobre la decisión tomada en el Comité respecto al cese de Costa) o el más absoluto de los ridículos (al tener que cesar a Costa al día siguiente al descubrirse su engaño a la dirección nacional del partido), entre otras.

Tampoco hay que olvidar, no obstante, que el rastro de heridos dejado por Ricardo Costa con su comunicado puede ser interminable, empezando por Francisco Camps y finalizando por el Conseller de Gobernación Serafín Castellano (uno de los presidentes del Comité Electoral del Partido Popular que contrató a las empresas de la trama la organización de actos electorales):

Nunca he tenido la responsabilidad de coordinar las campañas autonómicas y municipales en la Comunidad Valenciana y nunca he tenido la responsabilidad de organizarlas.

En definitiva, que esta vez el pez pequeñito se le ha atragantado al mediano y ha envenenado al grande.

1 comentario :

  1. Gràcies pel resum, seguir aquestes coses des d'ací dalt és impagable...

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