Siempre nos hemos quejado en la provincia de Castellón de que las inversiones –autonómicas y estatales– se quedaban habitualmente en Valencia, en Alicante o en Cataluña; supongo que en Valencia, en Alicante o en Cataluña nos acusarán de victimistas o, en el mejor de los casos, simplemente nos ignorarán.
Tener un parque temático al norte (Port Aventura) y otro al sur (Terra Mítica) debió parecerles a algunos que no era justo, así que nos vendieron Mundo Ilusión. Todo para nosotros. Sin duda, de ilusión también se debe poder vivir, porque esa es la única de las dos palabras del parque temático que tiene visos de hacerse realidad.
Es de lo mismo que vivirán en Vistabella, expectantes con la Generalitat Valenciana desde 2004 para acabar viendo cómo la mejora del ruinoso tramo final de la CV-170 (única vía de acceso para llegar al municipio y al flamante Parque Natural del Peñagolosa desde la Comunidad Valenciana) ha desaparecido de los dos últimos Presupuestos de la Comunidad Valenciana en beneficio de algún proyecto que genere más votos que los que puedan aportar los escasos 400 habitantes de este municipio del cada vez más decrépito (y menos rentable electoralmente) interior de la provincia de Castellón.
Supongo que será ese enfermizo victimismo el que me ha llevado a comprobar cómo las dos líneas principales de actuación para la protección del paisaje puestas en marcha por la Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda para el período 2008-2011 constan de cuatro únicos proyectos: la Infraestructura Verde del Área Metropolitana de Valencia y el Gran Parque Metropolitano de Alicante (dentro de la línea destinada a preservar la diversidad de los paisajes de la Comunidad Valenciana), y el Plan de Protección de la Huerta de Valencia y el Estudio de Paisaje del Parque Natural de la Mata – Torrevieja (dentro de la línea de actuación destinada a la protección y gestión de los paisajes culturales y agrícolas más significativos de la Comunidad Valenciana). No, no busquen a Castellón, porque no lo encontrarán; aquí ya han actuado en el paisaje con los parques eólicos.
Por supuesto, tenemos (o tendremos) aeropuerto; privado (aunque construido con dinero público), pero aeropuerto al fin y al cabo. Si tenían aeropuerto en Tarragona, en Valencia y en Alicante, es lógico que a alguien se le ocurriese que en Castellón cabía otro; sobre todo para viajar a Rusia o a Austria, paraísos desconocidos para cualquier castellonense. Esperemos que los vuelos no estuviesen apalabrados (porque hasta hace tres meses sólo eran palabras pronunciadas en ruedas de prensa o en comunicados) con Air Comet y que el encargado de emitir los billetes no fuese Marsans, porque si no volvemos a nuestro eterno sino: vivir de ilusiones.
Tampoco era necesario que al sector cerámico le dejasen caer arrastrado por el sector del ladrillo, pero lo cierto es que es eso lo que han hecho tanto desde el gobierno central como desde el autonómico; así, desde una situación de casi pleno empleo (con un paro por debajo del 5%) hemos pasado a superar con creces la media nacional (llevamos muchos meses por encima del 20% de paro); por supuesto, es lo que pasa cuando se vive de pelotazos (urbanísticos en este caso) y al final uno de tantos nos da en todos los morros, pero otros sectores también afectados por esta crisis salvaje (como por ejemplo el del automóvil) sí han sido rescatados con el dinero de todos, mientras que en nuestro caso a lo máximo que se ha llegado es a crear un observatorio del sector. No sé si a base de contemplar se solucionarán los problemas de la cerámica en nuestra provincia; lo que sí tengo claro es que las dietas y el kilometraje para asistir a esas contemplaciones van a salir de los bolsillos de quienes yo me sé, y entre ellos los de los mismos trabajadores del sector.
A pesar de estos casos tan flagrantes de dejadez por parte de la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Castellón y el Partido Popular de la provincia insisten una y otra vez en apuntar con el dedo acusador sólo hacia Madrid como responsable de todos los males; claro, que entre todas las declaraciones y noticias que podemos ver en las imágenes anteriores (con Moliner diciendo que sólo se han hecho tres obras en Castellón impulsadas por el Gobierno central –no creo que sea necesario reproducir aquí la lista completa de obras financiadas en Castellón por el Plan-E, incluidas las tres guarderías y el fiasco de los maceteros revienta-coches–, con Marta Gallén repartiendo mierda o con la propia Generalitat acusando a los demás de no dar dinero ni para pipas), hay una que resulta demoledora:
¿El Ayuntamiento de Castellón le tiene que devolver dinero (12 millones de euros) al Gobierno central por un exceso en las transferencias? Muy caras deben ser las pipas que comen en el Ayuntamiento de Castellón o muy dura tienen la cara algunos a la hora de hablar en público.
Nota aclaratoria: Aunque el Ayuntamiento de Castellón no quiera reconocerlo, un millón de los doce que ha de devolver corresponde al fiasco de los maceteros, que fueron financiados con el Plan-E. Al no ejecutarse el proyecto se ha de devolver la financiación, pero como se la han gastado en otros menesteres, ahora no pueden devolver el dinero.
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