miércoles, 25 de marzo de 2009

11-M. La persistencia del mundo paralelo

Hacía algunos meses que no participaba (aunque sí me asomaba de forma puntual) en los foros que surgieron en torno a los atentados del 11-M, pero el quinto aniversario de aquella masacre y varias portadas seguidas de El Mundo me animaron a volver a entrar en los cada vez menos participativos foros que aun tratan habitualmente este asunto.

El retorcimiento de los datos del que ha hecho gala El Mundo durante casi cinco años en este tema me llevó a preguntarme cual era el verdadero significado de la reciente estadística que el diario de Pedro J. Ramírez presentó como respaldo a las numerosas y continuas falsedades publicadas por ese periódico; esa estadística concluía que más del 80% de los españoles creen que el 11-M no está completamente resuelto.

Lo primero que me llamó la atención es que ninguna de las tres noticias de portada fueron las más leídas (ni en la web de El Mundo ni en la del otro medio conspiracionista por excelencia, Libertad Digital, que recogió las noticias de El Mundo y aportó alguna otra más), aunque sí llegaron a figurar entre las 10 más votadas por los lectores; esto es un signo inequívoco del hastío al que han sometido estos medios a sus lectores habituales, pero sobre todo a los lectores ocasionales, existiendo un mínimo reducto de aquellos peones negros que iban a descubrir América en pleno siglo XXI, que deben ser los que, ansiosos por nuevas noticias de aquella gran conspiración, deben puntuar al máximo cualquier noticia que les siga recordando que, un día, llegaron a hacer mucho ruido y se sintieron incluso importantes dentro de la Historia de España.

Ese hastío está plenamente justificado si nos fijamos en la inamovilidad de las más disparatas teorías conspiracionistas que, lejos de aceptar la realidad de los hechos probado por dos sentencias judiciales (la de la Audiencia Nacional y la del Tribunal Supremo), se siguen manteniendo en el mismo punto en el que se iniciaron: obviar los datos fundamentales de las investigaciones (la existencia de dos reivindicaciones grabadas por El Chino y otra escrita por El Tunecino, el suicidio con dinamita Goma-2 ECO de siete miembros del grupo terrorista que cometió los atentados, el probado tráfico de esa misma dinamita en una mina asturiana en la que estuvieron varios miembros del grupo terrorista unos días antes de los atentados, la presencia de varios de los terroristas en los trenes de la muerte poco antes de que estallaran las mochilas…) para quedarse con los datos accesorios.

Al final acaba siendo muy triste descubrir cómo, cinco años después de haberse iniciado las investigaciones y con nueve de los terroristas de aquella banda criminal condenados, se le niega credibilidad a una Sentencia y hay quien sigue considerando como verdad absoluta una chanza de un comentarista del programa La Linterna que dirige César Vidal en la COPE y que después se encargaría de adornar Federico Jiménez Losantos en el programa La Mañana de esa misma emisora (me refiero a la mochila de Vallecas, que pasó de estar custodiada por los TEDAX a quedar, según la gracia del comentarista, almacenada en la cocina de la casa del responsable de los TEDAX, una chanza que caló hondo incluso en dirigentes populares –Ignacio del Burgo, Eduardo Zaplana y Alicia Castro-, que llegaron a trasladarla al Congreso de los Diputados hasta en tres ocasiones entre Agosto y Septiembre de 2006).

Por lo que he podido observar estos días al discutir sobre el 11-M en algunos foros, hay tres motivos por los que aun hoy quedan conspiracionistas:

  1. Por ignorancia. Son aquellos que sólo han seguido la información del 11-M a través de los periódicos y de los foros conspiracionistas sin haberse preocupado por contrastar la información que tienen asimilada como cierta; es tal la bola de nieve de mentiras que ha acabado anidando en su mente que va a ser extremadamente difícil que algún día puedan asumir la realidad tal como es. Son estos los que, con casi toda seguridad, mantendrán activo el conspiracionismo durante largos años.
  2. Por orgullo propio. Son aquellos que, habiendo destacado durante los tiempos de mayor auge conspiracionista, se niegan a asumir una realidad que consideran impuesta; han consultado los datos de las fuentes directas y conocen muchos de los errores del periodismo conspiracionista, pero ha sido tal su compromiso pasado con la causa que esperan que alguna revelación pueda cambiar sustancialmente lo básico de los atentados, pudiendo así justificar de alguna manera su actitud pasada. Sin embargo, conforme el 11-M deja de ser actualidad, este grupo se va distanciando paulatinamente de las teorías conspiracionistas.
  3. Por pertenencia al grupo. Son aquellos que, aun sabiendo que las posturas defendidas por ellos mismos tiempos atrás no tienen sentido ahora, mantienen ciertos vínculos con el conspiracionismo que les impiden abandonar por completo esas teorías; son los que suelen repetir las consignas menos estrambóticas como respuesta a una discusión en la que se pone de manifiesto la ignorancia del grueso del conspiracionismo actual. Dependiendo de cómo se vayan desenvolviendo sus vínculos personales con el conspiracionismo, algunos abandonarán y otros persistirán, aunque estos últimos serán una minoría.

Las actuales consignas del conspiracionismo, repetidas hasta la saciedad por los tres grupos citados, son la ya consabida autoría intelectual desconocida y la posibilidad de la utilización de Titadyn en los atentados.

La primera es la postura más inteligente a la hora de hacer perdurar las teorías de la conspiración, dado que ese delito no existe en nuestro ordenamiento jurídico y, por lo tanto, nunca va a haber una condena como autor intelectual de los atentados; aunque en la mayor parte de los delitos son los autores materiales los que se planifican con sus propios medios, la muerte de los autores de las reivindicaciones (El Chino y El Tunecino) y de cinco de los integrantes del grupo terrorista (entre ellos Allekema Lamari, miembro del GIA argelino), junto a la huida de varios más, han dejado en el aire (dado que no se puede juzgar a nadie sin su presencia) datos que hubiesen aportado un mayor detalle sobre los atentados.

La segunda postura forma parte del revanchismo político que pretende rebajar o borrar la pésima gestión de la información del entonces Gobierno, que le llevó a perder las Elecciones Generales celebradas tres días después de los atentados; esta postura, que pregona la participación de ETA en el 11-M (en consonancia con lo mantenido contra viento y marea hasta el mismo día de las Elecciones por el entonces Gobierno), es realmente una simple operación de imagen. El hecho es que, aun en el caso de haberse utilizado también Titadyn (siempre en cantidades minoritarias), esta dinamita no tiene por qué haber sido suministrada por ETA (de hecho, no hay ninguna relación conocida entre ambos grupos terroristas), ni quedaría invalidado el uso de los aproximadamente 200 Kg. de Goma-2 ECO de los que pudieron proveerse los terroristas en Mina Conchita (sin los cuales no hubiesen podido cometer los atentados tal como los cometieron, dado que la presencia del ftalato de dibutilo prueba el uso de esa dinamita en todas las bombas), de la misma forma que los autores de las reivindicaciones seguirían siendo los mismos y los terroristas vistos en los trenes por testigos también.

Las otras consignas conspiracionistas que se mantienen a día de hoy derivan todas de las dos anteriores, aunque están debidamente contestadas y resueltas jurídicamente, directa o indirectamente, en las dos Sentencias, por lo que tampoco es necesario insistir más en ellas.

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