Desde luego, mi futuro no lo tengo asegurado ejerciendo de adivino; mi optimismo pasado no tenía en cuenta la consabida Ley de Murphy, esa que afirma que si algo va mal, siempre tiende a ir peor.
Analizando los datos del sector de la construcción en Octubre de 2009 y en Junio de 2010 me pareció que se adivinaba, en aquel momento, el final de la sangría en el número de operaciones de compraventa y el de la caída de precios en las viviendas; nada más lejos de la realidad: si bien 2010 fue un buen año estadístico hasta el mes de Agosto (el número de compraventas subieron respecto a los mismos meses de 2009, mientras la caída en los precios parecía tender hacia una clara moderación), en Septiembre de ese año se inició un nuevo descalabro en el número de transmisiones de viviendas, tanto nuevas como usadas, que aun se mantiene a fecha de hoy (con descensos interanuales superiores al 20% y que llegaron incluso al 40% en el mes de Agosto), mientras los precios han alcanzado nuevos mínimos en el tercer trimestre de 2011.
Según los últimos datos disponibles (de Septiembre de 2011), el número de transmisiones de vivienda nueva ha caído más de un 65% en España y casi un 80% en Castellón desde sus máximos (en Enero de 2007 y en Enero de 2008, respectivamente), mientras que en el caso de la vivienda usada el descenso en el número de transmisiones ha sido, tanto en España como en Castellón, de un 75% desde sus máximos (en Enero de 2007 en ambos casos); asimismo, los precios de la vivienda nueva llevan un descenso acumulado del 16,58% en España y del 25,42% en Castellón desde sus máximos, habiéndose vuelto a los mismos niveles de precios existentes entre 2004 (en Castellón) y 2005 (en el conjunto de España).
Respecto a los precios de las viviendas nuevas, cabe recordar que éstos se llegaron a incrementar más del 200% en España y más del 340% en Castellón en apenas 12 años (entre 1995 y 2007), y que ahora mismo existen ofertas (no del sector de la construcción, sino de las entidades financieras) en Castellón cuyos precios están incluso por debajo de los 36.000 € que costaba de media una vivienda de segunda mano de 90 m² en 1995, por lo que si el sector financiero sigue acumulando viviendas con hipotecas ejecutadas, y los precios de venta se mantienen durante mucho tiempo entorno a los 350 €/m² (una reducción de más del 75% respecto a los precios máximos alcanzados en Castellón, cuando el mercado de la vivienda usada ha reducido sus precios apenas un 18%), al sector de la construcción sólo le quedará como alternativa la desaparición.
Y si los datos propios del sector resultan alarmantes (con las empresas obligadas a vender ya por debajo del coste de construcción), no lo son menos los referentes a la fuente de financiación de las transacciones: las hipotecas inmobiliarias.
De las casi 125.000 viviendas hipotecadas en España en Enero de 2007 hemos pasado a las menos de 29.000 en Agosto de este año (el número de viviendas hipotecadas ha caído más de un 75%); si hablamos del montante total de hipotecas concedidas sobre viviendas, el descenso es aun más escandaloso (superior al 80%), pasando de los casi 18.500 millones de euros concedidos en Enero de 2007 a los 3.125 millones de euros concedidos el pasado Agosto. Ambas caídas han hecho descender también, en consecuencia, la hipoteca media de las viviendas, que ha pasado de los 152.481,96 € (en Agosto de 2007) a los 106.888,70 € (en Agosto de este año), es decir, casi un 30% menos desde sus niveles más altos.
Si hablamos de los datos referentes a Castellón, los descensos son aun mayores, alcanzando las caídas el 86,23% en el número de viviendas hipotecadas (de 2.934 a 404), el 93,17% en el montante total de hipotecas concedidas sobre viviendas (de más de 422 millones de euros a menos de 29) y el 52,17% en el caso de la hipoteca media de las viviendas (de casi 150.000 € a poco más de 71.000 €).
Mientras tanto, las tasas de paro del sector se mantienen entorno al 25% en España y al 30% en Castellón, representando los parados de la construcción entre un 8% y un 9% del total de parados tanto en España como en Castellón; asimismo, se sigue manteniendo en niveles disparatados la tasa de temporalidad (por encima del 40%).
Los 1.370.700 trabajadores que aun mantenemos un empleo en el sector en España ó los 18.000 en Castellón (llegamos a ser 2.717.500 en España y48.000 en Castellón) le estamos generando hoy al sector más del doble de ingresos por la venta de cada vivienda de lo que les generábamos en 2005 (cada trabajador empleado en todo el sector en Castellón contribuía en generar unos ingresos de 3,72 € por cada vivienda de 90 m² que se vendía, mientras que ahora genera 7,52 €); sin embargo, el efecto acumulado de la caída en el número de ventas y en el precio del metro cuadrado hace inviable el mantenimiento durante mucho más tiempo de estos niveles de ocupación (esos aparentes incrementos en la productividad son completamente irreales, puesto que la producción está tendiendo a cero), por lo que es de esperar que los ajustes empresariales en costes laborales se recrudezcan aun más a medio y largo plazo, al menos mientras el sector financiero siga ejerciendo de referente en cuanto a precios y mientras el número de visados y de certificaciones siga por debajo de los niveles de 1992, cifras que llevan irremisiblemente hacia la práctica desaparición del sector, al menos en cuanto a vivienda privada se refiere.
Y si a todos estos datos estadísticos añadimos la voracidad recaudatoria de todas las administraciones (aunque muy en especial la local y la autonómica, cuyos ingresos se basan en gran parte en el gravamen sobre las propiedades o las transacciones inmobiliarias) y la imperiosa necesidad de la banca de transformar en líquido los innumerables (e incalculables) préstamos hipotecarios concedidos en tiempos de vacas gordas, el futuro a corto plazo de las empresas del sector aparece en el horizonte con meridiana claridad: deshacerse cuanto antes de todos los activos y al precio que sea, si no es que ya es demasiado tarde incluso para regalarlos.