Los saldos eléctricos españoles (las exportaciones de electricidad –cuando la producción supera la demanda– menos las importaciones de electricidad –cuando la producción nacional no cubre la demanda interna–), tal y como puede comprobarse en el gráfico de más arriba, han pasado de ser negativos hasta 2003 (necesitábamos más electricidad de la que producíamos) a ser positivos a partir de 2004 (producimos más electricidad de la que necesitamos y, por lo tanto, podemos venderla); hemos pasado de necesitar 5.330 GWh a sobrarnos 11.221 GWh (16.551 GWh de diferencia a nuestro favor entre 2003 y 2008). Se trata, sin duda, de una excelente noticia.
Las empresas eólicas, a través de la a veces excesivamente crédula prensa, nos bombardean con sus grandes logros en cuanto a producción de energía eléctrica; y cómo no, son sus logros (pasar de una producción de 12.140 GWh en 2003 a los 31.508 GWh de 2008, es decir, un incremento de 19.368 GWh) los que han permitido invertir el saldo eléctrico español.
Sin duda se trataría, si así fuera, de un gran logro; y con los dos gráficos anteriores convenientemente publicados en la prensa nacional, nos asombrarían a todos.
Pero los productores de electricidad a través de fuentes térmicas también podrían utilizar esos mismos argumentos, aunque multiplicados por más de dos (puesto que el incremento en la producción ha sido de 48.100 GWh desde 2003 hasta 2008 al pasar de 108.489 GWh a 156.589 GWh).
Aunque el efecto de la publicación del primer gráfico y este último generaría en nosotros un asombro igual o mayor que los gráficos que pudiesen publicar las empresas eólicas, lo cierto es que la térmica no vende (no es verde, como les gusta decir a las eólicas) y las empresas que producen electricidad a través de fuentes térmicas renuncian a dar demasiada publicidad a estos datos; algo que, por otra parte, tampoco les perjudica a esas empresas, puesto que las eólicas y las térmicas son en realidad las mismas empresas con distintos nombres.
Sin duda habrá quien, a estas alturas, habrá deducido que la eficiencia productiva de las térmicas habrá mejorado mucho estos últimos años, puesto que tanto las empresas eólicas como los gobiernos autonómicos han insistido constantemente en que el incremento de la producción eólica evitaría la apertura de más centrales térmicas o nucleares, e incluso se ha llegado a afirmar que podrían cerrarse paulatinamente este tipo de plantas de generación eléctrica.
Viendo el gráfico anterior comprobamos que la eficiencia de la termoeléctrica ha permanecido en los mismos niveles durante estos últimos años (incluso ha disminuido, por razones achacables, principalmente, a la forma en la que la eólica entra en el sistema de distribución eléctrica), así que no es ese el motivo de ese incremento en la producción eléctrica a través plantas térmicas; y si no es la eficiencia la que ha permitido ese incremento en la producción sólo nos queda una opción.
Parece que nuestra capacidad de asombro no tenga límites, ¿verdad? Habrá ahora quien se pregunte cómo es posible que se haya tenido que instalar más potencia termoeléctrica si con la potencia eólica ya nos sobra energía eléctrica hasta para venderla a nuestros países vecinos; la respuesta la tenemos en los gráficos diarios de producción de energía eólica.
Arriba tenemos los gráficos de producción de electricidad en tiempo real de todas las centrales eólicas instaladas en España; he elegido dos días de los meses de Febrero (el 15) y de Julio (el 26) de 2008 para que los datos estén referidos a distintas épocas del año. Adicionalmente, he incorporado los datos del día 3 de Enero de 2009 como comprobación de que los defectos en la producción eólica son los mismos un año tras otro, independientemente de la potencia instalada.
Como puede observarse en los gráficos, la producción de electricidad a través de los aerogeneradores instalados a lo largo y ancho de las montañas españolas puede situarse incluso por debajo de los 500 MW (488 MW el 15/02/2008 ó 430 MW el 03/01/2009). ¿Y qué significado tiene esto?, se preguntarán algunos. A través de un dato y de una pregunta obtendremos la respuesta: si sabemos que el mayor pico de demanda de energía eléctrica (el momento durante el cual todos los españoles estábamos, por ejemplo, con la calefacción a todo trapo) durante 2008 fue de 42.961 MW (el 15 de Diciembre entre las 19:00 y las 20:00), debemos preguntarnos cómo se cubre esa demanda (es decir, cómo se evita que empiecen a quemarse transformadores y subestaciones y nos quedemos sin nuestra calefacción) si ese momento coincide justo con uno de esos niveles de producción eólica por debajo de los 500 MW.
A la hora de planificar cómo se cubrirá la demanda de energía, la solución pasa, obviamente, por ignorar por completo la potencia eólica instalada y hacer la planificación en base a las centrales de producción de electricidad más fiables, de forma que, en los resultados de esa planificación, estas últimas sean capaces de cubrir completamente los niveles más altos de demanda. Esto, aplicado a la vida real, significa, por ejemplo, que la central nuclear de Garoña no se cierra porque tengamos ahora mucha más producción eólica que hace ocho años, sino porque las nuevas (o mejoradas) centrales térmicas serán capaces de suplir el cierre de esa central nuclear aun cuando la producción eólica esté en niveles cercanos a 0.
El segundo gráfico de este artículo (que sería lo que nos mostrarían las empresas eólicas para vender que el cierre de Garoña es gracias a ellos) resultaría, por lo tanto, una falacia; sería, por el contrario, el tercer gráfico, el que mostraría las razones del cierre de la central nuclear de Garoña.
Este es sólo uno de los aspectos de la gran estafa eólica, aunque es el aspecto que más nos suele convencer a las personas de a pie acerca de la bondad de la energía eólica (instalar inofensivos molinos de viento –energía verde– para cerrar las peligrosas centrales nucleares –residuos radiactivos–); han surgido últimamente en determinados medios de comunicación numerosas apreciaciones técnicas y económicas que incrementan esa sensación de estafa. Como todo en esta vida, cualquier titular rimbombante y llamativo sobre un asunto cualquiera debe ser comprobado antes de darlo por cierto (y este artículo no es una excepción, aunque se hayan aportado los datos y los gráficos que le dan el imprescindible soporte técnico), pero muchos de esos titulares dan de lleno en el clavo.
Los costes de producción de la energía eólica terrestre son desorbitados respecto al resto de energías (así lo reconocen incluso las publicaciones especializadas y favorables a la energía eólica, como puede comprobarse en este artículo de Energías Renovables), cada puesto de trabajo que genera la energía eólica destruye 2,2 puestos de trabajo de otros sectores (puede verse un resumen del informe completo en este artículo de Expansión), las mismas empresas que generan residuos radiactivos con las centrales nucleares son las que se vanaglorian de su apuesta por la energía verde (ENDESA e Iberdrola por separado, o ambas a la vez –como ocurre con Garoña–, son propietarias de todas las centrales nucleares españolas)…
Y así, un largo e interminable etcétera.
Debe promoverse desde las administraciones públicas la generación de energía a través de fuentes renovables; pero se debe informar a los ciudadanos no sólo de los beneficios de las energía verdes (esos beneficios los conocemos perfectamente a través de las continuas campañas publicitarias de las productoras de electricidad, aunque también de las campañas de las propias administraciones públicas), sino también de sus desventajas.
Esta gran estafa dejaría de serlo desde el momento en que los ciudadanos pudiésemos elegir, con todos los datos encima de la mesa, si merecen la pena los beneficios ya conocidos asumiendo todas esas desventajas que tanto parece que cuesta hacer públicas.
Como técnico te quería hacer un comentario a tu artículo. En él no dejas de comentar la mayor desventaja de las energías renovables, y no sólo de las eólicas, algo que por cualquier técnico te debería comentar. La desventaja de las energías renovables no son gestionables, es decir, esta energía se genera cuando se dan las condiciones idóneas para ello y no cuando el hombre las necesita. El viento sopla cuando sopla, solo hace sol por el día para generar electricidad con paneles fotovoltaicos o calentar agua en colectores solares.
ResponderEliminarDebido a esta desventaja, por todos conocida, se ha instalado un sistema de apoyo, ciclos combinados mayormente, para cuando no se produzca la energía eólica. Esto es similar a los paneles de ACS (agua caliente sanitaria) que se han de instalar en todos los nuevos edificios por el nuevo reglamento de edificación...La instalación se basa en energías renovables para calentar el agua pero en días nublados no conseguimos hacerlo, por lo cual debemos tener una caldera en casa como sistema de apoyo para calentarnos en los días que no tenemos el recurso natural...Que sucede ¿debemos eliminar el el colector solar porque no nos soluciona todos los días el problema de calentar el agua o valorar si la instalación de los dos equipos nos beneficia en cuanto a un ahorro energético y a su coste?...Pues bien esta pregunta es clara porque se instala en todos los edificios de nueva construcción y en algunos viejos donde sus inquilinos quieren bajar el recibo de la luz a base de hacer una inversión que se recupera en corto plazo.
Esto es similar a la eólica...algunas veces tendremos que tirar de las centrales térmicas para generar electricidad según la previsión de consumo y de producción de los parques, pero ¿el ahorro energético, el recurso eólico es gratuito mientras el carbón, gas o uranio, no?
Ya has visto que no he querido hablar de los beneficios medioambientales de las energías renovables sino de sólo económicos.
Además, la tecnología de los aerogeneradores es todavía muy muy reciente apenas 30 años, cada días se harán mayores y mejores aerogeneradores que aprovechen al máximo en recurso eólico...
Y hasta incluso, se llegue a la solución total cuando se consiga algún método de almacenar la energía eléctrica en grandes cantidades.
Un saludo.